Omaira Sánchez, una valiente niña de tan solo 13 años que en 1985, se convirtió en el rostro de la tragedia natural más grande en la historia de Colombia.

Tras 79 años de inactividad, el 13 de noviembre de 1985, el volcán Nevado del Ruiz despertó con toda su furia e hizo erupción, tomando por sorpresa a los pobladores de Armero, un municipio agricultor colombiano.
A pesar de que organismos vulcanológicos habían alertado al Gobierno sobre la posible tragedia un mes antes, no se tomaron las medidas necesarias para salvar a los 29 mil habitantes de estas tierras.
El calor del magma del volcán, derritió cerca del 10% del glaciar del nevado, enviando cuatro lahares, (flujos de lodo, tierra y escombro) a más de 60 km/h; estos se encaminaron hacia causes de seis ríos que nacían en las laderas de la montaña.
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Dichos lahares golpearon a Armero llevándose todo a su paso, enterrando a un municipio agrícola para siempre. Lo que antes era un prospero lugar, terminó siendo casi que un desierto, pues el lodo cubrió todo a su paso.
20 mil de 29 mil habitantes murieron en esta tragedia; los pocos que se salvaron, tuvieron que ver cómo sus seres queridos quedaban enterrados para siempre bajo el lodo.
Esta tragedia, dejó perplejo al mundo entero, pero una historia, marcó los corazones de muchas personas, un cuento de una niña que murió creyendo que era una reina de belleza: Omaira Sánchez.
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Omaira, en un esfuerzo desesperado por salvar su vida, huyó con su tía y familiares sin rumbo fijo, lo único que querían era salvarse de la avalancha que cada vez estaba más cerca de alcanzarlos.
Pero a pesar de sus esfuerzos, el terror llegó y los familiares de Omaira, fueron consumidos por el lodo; medio cuerpo de ella, fue atrapado por escombros, pero su cabeza y manos quedaron libres.
Cuando los organismos de rescate la encontraron, Omaira era positiva y alentaba a las personas para que salvaran a más sobrevivientes y rezaba para que la pudieran sacar de ahí con vida.

Sin embargo, con el pasar de las horas, su semblante fue cambiando por la humedad y por el frío, comenzó a desvariar en algunos momentos, pero siempre mantuvo la fuerza intacta para salir de ahí con vida.
Pero cada esfuerzo de los rescatistas por sacarla de ahí fue en vano…
En sus últimas horas, Omaira envió un mensaje a su madre que trabajaba en Bogotá y que no se encontraba en el municipio en el momento de la tragedia, y quien por la dificultad que representaba llegar a esa población después de la avalancha, no pudo llegar a estar con su hija en sus últimas horas.
“Madre, si me escuchas, yo creo que sí; reza para que yo pueda caminar y esta gente me ayude (…) adiós madre”, mencionó la pequeña, mirando a una cámara de televisión.
Omaira, una niña de 13 años que se convirtió en el rostro de esta tragedia, una pequeña que esperaba ser salvada, pero que infortunadamente, pese a los esfuerzos de las brigadas de rescate, murió a los tres días de quedar atrapada por los escombros y el lodo.
Tomado de youtube.com/morrocoyeros
Su historia conmovió al mundo e incluso hoy, su tumba es visitada por muchas personas que le reconocen su valentía y valor a pesar de la adversidad que estaba viviendo.
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