Marianna Podgurskaya y su bebé están a salvo. Ambos vivieron momentos de tensión después del ataque que sufrió el hospital materno infantil de Mariúpol, una ciudad ubicada en el sureste de Ucrania, por los bombardeos de las fuerzas invasoras rusas el 9 de marzo por la tarde.
El asedio se saldó con tres personas fallecidas, entre ellas un niño. Otras 17 personas resultaron heridas. Marianna, una modelo e influencer ucraniana, está en un avanzado estado de gestación y su imagen le ha dado la vuelta al mundo.
La modelo aparece en la fotografía de Evgeniy Maloletka, de Associated Press (AP), bajando las escaleras del hospital en ruinas. Su cara está llena de sangre y unas bolsas con sus pertenencias y las del bebé las lleva en sus manos. Su rostro, además de herido, está consternado por lo que hacía segundos había vivido: el horror.
La mujer será de las muchas víctimas de los ataques que ha sobrevivido al bombardeo ruso y contará a su hija su historia, así como la historia de su país.
Mariúpol es unas de las ciudades ucranianas que más afectada se ha visto por la invasión del presidente de Rusia, Vladímir Putin, que comenzó el 24 de febrero por la madrugada.
Marianna tiene más de 70.000 seguidores en su cuenta de Instagram, y cuando comenzó el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, compartió una publicación con información de los lugares a donde podían ir las personas para refugiarse de los ataques aéreos.
“Dios no quiera que los necesitemos”, escribió en el mensaje.
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Otras mujeres fueron víctimas del impacto de los ataques rusos
Al igual que ella, otras mujeres se encontraban en el recinto médico esperando la llegada de sus hijos. El hecho ha sido calificado por el propio presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, como “atroz”.
Se estima que más de 1.300 civiles han caído muertos en los bombardeos lanzados en Mariúpol, sin embargo, la cifra no ha sido posible de verificar en medio del caos y los ataques.
La organización humanitaria Médicos sin Fronteras ha denunciado en un comunicado el ataque y ha subrayado que lo considera una “violación de las leyes de la guerra en una ciudad en la que el sistema sanitario está al borde del colapso”.