La historia de Jacque Chanel, la pastora detrás de la primera iglesia trans de Brasil

"Vivimos en una sociedad que nos discrimina", afirma Jacque.

Jacque Chanel

Imagen de referencia. Foto: Pixabay/ sspiehs3

Desde que era una niña Jacque Chanel tuvo que someterse a malos tratos por su transexualidad; a sus 13 años fue entregada por su madre a un pastor evangélico para que la “curara”. Ahora, a sus 56, abrió la primera iglesia trans en Brasil.

El lugar está ubicado en un edificio del centro de Sao Paulo, y cuenta con paredes de colores vivos. La iglesia acoge semanalmente a fieles transexuales y muchas veces a los habitantes de la calle, quienes también resultan siendo excluidos socialmente.

“Vivimos en una sociedad que nos discrimina. Lo que hago aquí es dar esperanza, empoderar a las personas trans”, afirma Jacque.

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Jacque Chanel quiso abrir su iglesia luego de que las fundamentalistas discriminaran a los miembros de la comunidad LGBTI

Aunque Chanel no fue aceptada en las iglesias fundamentalistas, su fe siempre estuvo presente. Según recuerda, nunca fue bien recibida y solían buscar la forma de hacer cambiar su forma de pensar.

“No me acogían. Colocaban una mano sobre mi cabeza para expulsar los espíritus malignos”, asegura.

No obstante, también recuerda a un pastor que la acogió en su ciudad natal de Belém, pese a no cumplir con las tradiciones: “No aceptaba mi transexualidad, pero al menos me respetaba”. 

Aunque gran parte de la población en Brasil se identifican con el cristianismo protestante, en donde se defiende las uniones heterosexuales y la familia tradicional, Jacque Chanel, movida por su fe en Dios, nunca se dio por vencida.

En Sao Paulo logró formar un grupo de fieles con homosexuales, quienes también han sufrido el rechazo por parte de la iglesia tradicional.

“Cuando entro en una iglesia católica, hay una legión de personas mirándome. Sobre todo cuando recibo la hostia. Me hace sentir muy mal. Aquí es diferente (…) nadie me mira, ni se fija en mi ropa ni me llama ‘travesti’ (…) Me siento en casa”, afirma Vanessa Souza, una de las asistentes al culto.

Chanel suministra un ágape a sus fieles y una vez por semana, gracias a las donaciones que recibe, recorre el barrio para entregar comida a los habitantes de la calle.

Jacque asegura que en sus cultos son bienvenidos todos

No solo las personas trans o la comunidad LGBTIQ+ pueden ir a la iglesia de Jacque, por el contrario, ella misma invita abiertamente a las personas a participar de los cultos.

“Sean trans o no, los invito al culto semanal, estamos abiertos a todos”, explica.

Aunque la misma Jacque asegura que sus ceremonias han sido señaladas y criticadas por “evangélicos conservadores”, su fin de promover la palabra de Dios de manera inclusiva no se detendrá.

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